G. Fuertes: Obras incompletas

Gloria Fuertes: Obras incompletas.
Cátedra, Letras Hispánicas. Edición de la autora. 



«No tengo más que un traje y un cuaderno / y mucho miedo a que se gaste el lápiz».

Infancia: refugio de la desesperanza, del alma sola, del alma en pena.
La infancia solo acoge a los buenos de veras.
Niños gritones, imprevisibles, inquietos.
Un niño es una pregunta incómoda (y el mejor retratista: retrata sin pintura).

Gloria Fuertes que en gloria estés. 
Fuiste Gloria a tu aire, fuerte a tu aire. 
Pura, sin influencias.

Desde los quince sin madre. Luego la guerra. 
A las monjas te llevaron (a aprender sus labores). 
Después faenaste en aquella oficina. De hacer cuentas, 
a hacer cuentos. 

Del mundo a tu lado sacabas poemas.
El Madrid de los pobres, primero; 
después, el planeta entero.

Sola viviste. (Cabra sola).
Fumabas cigarros, vino bebías.
Padeciste y compadeciste.

Poeta rebelde, poeta social.  
Rebelde con causa (con causa vital: con fundamento poeta).

Rimar te era fácil. 
El desamor, menos.
Amar regó de tormentas muchos de tus poemas.

Gloria, la de la voz ronca, en la tele salías. 
Ternura sin terneces tronabas. (Tronabas lástimas sin lastimar).  

Con humildad editaste estas obras incompletas: Todo asusta. Poeta de guardia. Poemas del suburbio. Aconsejo beber hilo (puntos suspensivos).

Pena incansable, verso incansable, humor incansable.
Ecologista nata que ni mata ni se mata (aunque lo quisieras).
Garra firme —¡pacifista!— contra la crueldad de cualquier laya.

Me declaro, humildemente,

                 GLORISTA DE ATAR.

*****

(Quien desee conocerte, que lo haga en tus libros mejor que en estas citas). 

«Mi yoísmo no es egoísta, porque es un yoísmo expansivo».

«Lo que se da no se pierde». 

«Es difícil rectificar en vidrio, acuarela o amor».

«Las ovejas me pisan cuando pasan
y comen en mis dedos los gorriones,
se creen que yo soy tierra las hormigas
y los hombres se creen que no soy nada».

«Porque yo, tan mínima, sé tantas cosas,
y mi cuerpo es un ojo sin fin
con el que para mi desventura veo todo».

«Cristales de tu ausencia acribillan mi voz,
que se esparce en la noche
por el glacial desierto de mi alcoba».

«Al final escogemos un lugar peligroso,
un pretil, una vía,
la punta de un puñal donde pasar la noche».

«Tenía que escribir.
Robé un lápiz nuevo y le saqué punta con los dientes».

«Recibía regalos mortales de los compañeros,
risas, que casi no eran.
Le fuimos suicidando poco a poco,
y era buena persona».

«Nombre: Antonio Martín Cruz.
Domicilio: Vivía en una alcantarilla.
Profesión: Obrero sin trabajo.
OBSERVACIONES: Le encontraron moribundo.
Padecía: Hambre».

«[…] a los déspotas duros nadie les dice nada,
y leemos que hay muertos y pasamos la hoja,
y nos pisan el cuello y nadie se levante,
y nos odia la gente y decimos: ¡la vida!
Esto pasa señores y yo debo decirlo».

«…Salgo corriendo atolondrada
                                        loca
y  tropiezo con Dios.
—¿Dónde vas Leocadia? —así suele llamarme—.

Después… me convence en silencio,
               me convierte en paloma,
               me nombra caballera andante,
               me arma de paz y ciencia
               y me quita la gana de matarme».

«Pena es tener tan sólo una vida
—sólo una vida es poco
para esto
de querer sin recompensa—».

«Los pueblos no se entienden.
Urge ser profesor de idiomas».

«En los ojos de los hombres nada veo,
a veces les cuelga una lista de muertos
de las sucias pestañas».

«Y vivo por mi cuenta, cabra sola;
que yo a ningún rebaño pertenezco».

«Yo,
remera de barcas
ramera de hombres
romera de almas
rimera de versos,
Ramona,
         pa’ servirles».

«Me pasó como con tanta gente;
se me cayó ceniza del cigarro,
apresurada la cogí con estos dedos
para que no quemase el tapete,
y nada cogí
         —algo frío grisáceo que ni quemaba ni era—,
me pasó como con tanta gente».

«He dormido descalza y sin sombrero
sin muñeca ni sábana de arriba
me he dormido sentada en una silla
—y amanecí en el suelo—».

«Hay cosas que sentimos y no vemos,
como el dolor, el frío y el fantasma,
y ese gran aullido a media noche
en la ciudad sin lobos».

«[…]
todo lo que tengo y llevo
me lo han regalado…
         (la tristeza inclusive)».

«No soy pesimista,
soy un manojo de venas desplegadas
que apenas puede aguantar el temporal».

«Parece que tengo de todo,
pero al bajar del Rolls
me pisé los harapos
de cuando era triste».

«Se bebe para olvidar una cosa
y se olvida todo menos esa cosa».

«Yo pido pan y vino
Para el que hace el pan y el vino».

«San Isidro, estoy cansada,
yo te dejo mi herramienta,
[…]
Toma, planta mi bolígrafo,
   a ver qué coño nos sale».

«Si no tuviera esperanza,
me tiraría por la ventana;
pero…
¿dónde está la esperanza y la ventana,
si vivo en un sótano?».

«Arte,
a veces hacerlo bien
es no tener idea de lo que va a salir».

«Siempre seré un gusano literario,
por muy Luciérnaga que me llamen».

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