M. Jouhandeau: Tres crímenes rituales
Marcel
Jouhandeau: Tres crímenes rituales.
Impedimenta. Traducción e introducción de Eduardo Berti.
«Si el objetivo profundo de la literatura es el conocimiento del ser
humano, y si en ningún sitio esto puede estudiarse mejor que en una sala de
audiencias, ¿no sería conveniente que la conformación de los jurados incluyera
un escritor? Su presencia haría que todos a su alrededor tuviesen más cuidado».
Marcel Jouhandeau (1888-1979) fue un escritor francés que aprendió a observar
el mundo desde la puerta de la carnicería de su padre. Complejo y
contradictorio, se refería a sí mismo como una extraña mezcla de católico
torturado y moralista libertino (sic).
En su prolífica obra (aforismos, reflexiones, relatos, crónicas autobiográficas…)
late un «misticismo aterrador». Recibió en vida el halago de Benjamin, Genet y
Gide. Otros, por el contrario, lo tacharon de maldito, antisemita y traidor.
En Tres crímenes rituales, Jouhandeau reflexiona sobre tres célebres casos
que conmovieron a la sociedad y prensa francesas de los años cincuenta: los
amantes de Vendôme, el proceso Évenou-Deschamps y el crimen del cura de Uruffe.
Sus cavilaciones, de extraordinaria penetración psicológica —y prosa bellísima—, dan cabida a la duda y a la compasión, a la vez que
muestran sin apuro la crueldad y oscuridades de la naturaleza humana. «De muy poca cosa depende la
honestidad de mucha gente», afirma.
Encontrarse con autores de talla XXL, como Jouhandeau, mitiga la destemplanza del otoño. «En cuanto veo a un hombre, quiero conocer
su secreto». Cuántas veces [suena un mazo judicial], cuántas veces [vuelve a sonar], no nos basta con eso.
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